Estrella amarilla by Jennifer Roy

Estrella amarilla by Jennifer Roy

autor:Jennifer Roy
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Memorias
publicado: 2009-01-01T00:00:00+00:00


INVIERNO DE 1945

La historia del soldado

Ayudo a mamá a lavar los platos. Es difícil conseguir que queden limpios cuando solo hay agua fría. Tengo las manos congeladas. Papá regresa de su día de trabajo y le cuenta algo a mamá que no puedo evitar escuchar.

Hoy se le ha acercado a papá un soldado borracho y entre otras cosas le ha dicho lo siguiente:

—Vosotros, judíos, os creéis muy listos, ¿verdad? Pero no lo sois tanto como para saber que os vamos a matar a todos en el cementerio. ¡Pam! ¡Pam! Habrá judíos muertos cayendo por todas partes.

Luego el soldado ha soltado una carcajada y se ha marchado dando tumbos.

Mamá sigue aclarando un plato.

—¿Deberíamos preocuparnos, Isaac? —pregunta ella.

—No lo creo —responde papá, rascándose la barba—. Estaba muy borracho. Los hombres dicen que estaba mintiendo solo para provocarnos. —Y entonces papá me ve y deja de hablar con mamá—. ¿Qué tal el día, Syvia? —me pregunta.

Le digo lo mismo que le digo siempre.

—Muy bien, papá.

Y hago como que no he escuchado nada.

Dos grandes fosas

Al día siguiente todo parece venirse abajo. Dos enormes fosas, esto es lo que los nazis han pedido que hagan algunos hombres en el cementerio.

—Aquí tenéis las palas —les han dicho—. ¡Venga! ¡Cavad dos grandes fosas!

Papá no se encuentra entre los que están cavando. En cambio va y viene hablando con todo el mundo. Hay quien dice que los nazis solo quieren asustarnos para que así terminemos la limpieza mucho más deprisa y puedan quedar bien con sus jefes nazis. Pero aunque así sea, lo cierto es que el plan de los nazis funciona. Todo el mundo está aterrorizado.

Cuando los trabajadores que cavaban las fosas han regresado a los edificios han dicho que la tierra está congelada y es muy dura. Han necesitado todo el día para terminar el trabajo. Dicen que han oído hablar a los soldados y que mañana será el día.

«Mañana mataremos a todos los judíos».

La comprobación

El pánico que escucho en las voces de los mayores hace que prefiera quedarme acurrucada y tapándome los oídos.

—¡Vamos a morir! ¡No hay nada que hacer!

—¡Silencio! —exclama papá y todo el mundo calla—. Primero tenemos que asegurarnos de que es verdad o bien se trata solo de un cruel engaño.

Papá pide voluntarios, se ofrecen algunos hombres y elige a dos para salir con él.

—¿Veis ese carro? Llevadlo hasta la casa roja, donde viven los soldados —les dice—. Si alguien os ve, decidle que el carro está estropeado y que os han ordenado que lo arregléis. —Según papá, dos hombres a pie darán la sensación de estar escapando o espiando, pero no en un carro. ¿Quién va a andar fisgoneando por ahí con algo tan grande y tan obvio?—. Id a la casa roja, a ver si os podéis enterar de algo —les dice papá, y los dos salen por la puerta.

«Qué idea tan buena la del carro», pienso yo mientras miró a papá, tan valiente y al mando de la situación. Además, se tardaría mucho en llegar hasta la casa roja. Con el carro se va más deprisa.



descargar



Descargo de responsabilidad:
Este sitio no almacena ningún archivo en su servidor. Solo indexamos y enlazamos.                                                  Contenido proporcionado por otros sitios. Póngase en contacto con los proveedores de contenido para eliminar el contenido de derechos de autor, si corresponde, y envíenos un correo electrónico. Inmediatamente eliminaremos los enlaces o contenidos relevantes.